martes, 7 de octubre de 2008

Corre, nena, corre




Mi día tiene su hora clave: las cinco de la mañana. Creo que llevo un reloj mental insertado en mi cerebro, como un chip. Sin embargo, el dormir cuatro horas no es suficiente. No hay cuerpo que lo resista. El mío no es la excepción. Pero a pesar de eso me sobrepongo y desafio a mi físico. La jornada del ejercicio no puede esperar.

En estos menesteres, la ropa es fundamental para ejercitarse con comodidad. Una indumentaria fresca y ligera puede determinar el éxito de la rutina. Aunque, esto no es sólo lo único para tomar en cuenta, pues lo estético también juega un papel importante. Sentirse bien con lo que uno lleva es fundamental para un estado de ánimo dispuesto a disfrutar del saludable universo de los ejercicios. Aquí, la diversión es esencial. No hay duda de eso. Ejercitarse no es sufrir; es divertirse sanamente.

Una recomendación para todos aquellos que deseen incursionar en el footing es comer una fruta para disponer de energía. Ejemplos, hay diversos. Piña o papaya picada puede ser lo ideal y suficiente para iniciar la mañana. Estos alimentos servirán de soporte físico al momento del desgaste natural que produce esta práctica.




Hay días que empiezo tarde, las cinco y media de la mañana marcan mi reloj. Presurosa conduzco mi auto en dirección a las Lagunas de La Molina, lugar donde nos reunimos todos los días para empezar nuestra jornada deportiva.

La consigna es 8km diarios, aunque los sábados aumentamos a 30km. Los chicos me piden que cuide mis rodillas y baje mi ritmo. " No te aceleres Gina", me dicen constantemente. Quizás, uno de mis rasgos más definidos, es mi manera de sentir este deporte: correr con energía y aceleración. Es como ir en búsqueda de algo,que me permirta experimentar paz conmigo misma.





Pero de igual forma, mis compañeros me orientan cuando quiero despegar, porque son conscientes de que el cuerpo tiene sus límites. Por ejemplo, es peligroso forzar a las rodillas, ellas son muy sensibles y una mala pisada puede ser fatal. Las lesiones son nuestras peores enemigas. Las lesiones pueden privarnos de golpe de nuestra actividad física. Por eso mismo, tengo que ser más cuidadosa y no dejarme arrastrar por mis ganas de correr a toda velocidad. Yo quiero estar sana para correr siempre: es una pasión que define mi vida.





Lo curioso es que cuando bajo mi ritmo, la adrenalina empieza a amenazar y busco dispararme nuevamente. Mi paso aumenta vertiginosamente, aunque la música que escucho ayuda para mantener la intensidad del trote. Las ganas de bailar son una tentación.

En el trayecto empiezo a conocer rutas por las cuales nunca habia pasado, calles casi nunca transitadas por mí, calles también totalmente desconocidas, ignoradas y que se convierten en una revelación urbana. Me doy cuenta que
"La Molina" no solo era mi Molina Plaza !!!

Los Peru Runners son un grupo increíble, gente sana, divertida y entusiasta. Cuando me incorporé me
demostraron su calidez y sencillez al ofrecerme una bienvenidad muy grata. Libres de prejuicios, libres de complejos: me dieron la oportunidad de ser yo misma en una actividad, donde no hay lugar para la pereza, pero sí mucho espacio para recorrer y ser auténtico.





Pamela Klein, es mi amiga del gimnasio, vive a una cuadra de mi departamento y compartimos esta pasión,o locura? Quizá muchos crean que dos chicas jovenes estén algo locas por sacrificar viernes y sábados de fiestas y juergas. Pero todo eso queda atrás porque adelante perseguimos la constancia del deporte.

Y es que no sólo uno se siente bien, también le hace bien a uno. Los beneficios a la salud son impagables. Pero debo confesar que hay ciertos sacrificios, ciertas restricciones que yo misma me impongo, pero que a veces quebranto con mucho remordimiento. El haber pecado con la dieta en ocasiones me resulta tortuoso: postres en abundancia no necesariamente son provecho para nuestro cuerpo, pero admito que la tentación es grande. Por ejemplo, el último sábado rompí groseramente mi escricto control alimenticio al sucumbir a unos gigantes panqueques rellenos con helado. Uno es deportista, pero también humano. El dulce es el dulce.





Pero todo tiene solución. Quemar esas grasas no es imposible, una buena rutina footing puede hacer puré a todas esas impurezas. Luego, el gimnasio dará lo mejor de sus recursos, el spinning comenzará el proceso. El broche de oro culmina con una buena sesión de máquinas. El final es el que todos pueden advertir, un cansancio físico demoledor. Pero nadie se queja. Todos quedamos felices y libres de espíritu. Es imposible arrepentirse. Sólo hay que seguir corriendo.













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